lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Está el fin de la crisis cerca y peligran mis inversiones en oro? I

Las últimas declaraciones del gobierno en los medios parecen apuntar - de nuevo - aun posible y cercano fin de la crisis. ¿Cómo podría afectar el fin de esta larga crisis a nuestras inversiones en oro? ¿Están en peligro? ¿Volveremos a crecer? ¿Finalizarán las tensiones sobre el euro y el precio del oro bajará decididamente?

En esta serie de artículos vamos a explicar la situación actual de la crisis y donde estamos en el ciclo económico basados en los indicadores más adelantados que podrían indicarnos un posible final de la crisis y un impacto en nuestras inversiones en bienes escasos y, más concretamente, en el oro.


El primer indicador adelantado es la balanza por cuenta corriente de España. Dicha balanza es la suma de la balanza comercial, que nos da el saldo de los bienes )incluyendo los energéticos) que se intercambian con el resto del mundo desde un país; la balanza de servicios, idem para los servicios, incluyendo los turísticos; la balanza de rentas, que es el sumatorio de ingresos y pagos por rentas del capital o el trabajo y la balanza de transferencias, que son todas aquellas cantidades enviadas o recibidas sin contrapartida, como la ayuda al desarrollo o las remesas de inmigrantes o emigrantes. Un signo positivo implica que el resto del mundo paga a España, un signo negativo que España paga al resto del mundo.

¿Usted cree que nuestra balanza por cuenta corriente está equilibrada? ¿Los ingresos por turismo compensan los gastos en bienes o petroleo. Pues no es así desde hace más de 20 años. De hecho, nuestra balanza por cuenta corriente mensualizada tiene esta forma:


¿Y qué significa tener una balanza negativa tan continuada? Pues imagínese una casa donde siempre el flujo de dinero es "hacia afuera", una casa donde se compra sin media, los servicios no compensan esas compras y, encima, las transferencias y las rentas no hacen más que restar. ¿Tiene futuro ese hogar? Estará conmigo que no. Ese hogar tendrá que pedir prestado al exterior ese dinero para mantener el tren de vida. Y los préstamos hay que pagarlos.

Fíjese atentamente en el periodo posterior a 2002. De una situación netamente negativa se pasa a una totalmente descontrolada. En los años dorados de la crisis, cuando éramos de la champion league de la economía, en este país se gastó sin mesura, se viajó sin mesura y se transfirió sin mesura. Hipotecamos nuestro futuro y el de la siguiente generación, al menos. En algún momento de 2007 llegamos a un déficit por cuenta corriente de casi el 10% anual. El segundo valor más alto del planeta después de EEUU, con la diferencia de que ellos pueden imprimir su propio dinero.

Ahora bien, fíjese en el dato señalado con la flecha. Por primera vez tenemos no uno, sino dos meses positivos (coinciden con los del verano por razones obvias: las entradas de capital por el turismo). El resto del mundo nos está dando dinero: Gastamos menos, compramos menos, viajamos menos al exterior y nuestros inmigrantes envían menos remesas por la crisis que lo que vendemos, los turistas que atendemos y lo que nuestros emigrantes nos envían.

¿Quiere decir esto que el final de la crisis está cerca, el euro está salvado y nuestras inversiones en bienes escasos, incluyendo el oro, están condenadas? Nada más lejos de la verdad. Mire el gráfico bien. ¿Cree usted que un par de meses aceptables pueden compensar lo que hemos derrochado en los últimos años? Yo tampoco. Todavía queda mucha crisis por delante y las inversiones en oro van a seguir siendo críticas en un país, como España, donde la vigencia del euro dentro de 5 años está más que en duda.

En el próximo artículo analizaremos otro criterio adelantado que tampoco pinta muy bien, el apalancamiento de la economía española. Lo que debemos como país.

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